• Mirar de Adentro: Póngase en los zapatos de su hijo al escuchar cuidadosamente sus necesidades y sentimientos. Hágale preguntas empáticas a su hijo sobre sus experiencias. Entienda la experiencia de su hijo de la perspectiva de él.
• Encontrar un equilibrio: Reconozca los sentimientos que siente su hijo y los sentimientos que éstos provocan en usted. Demasiada empatía o compartir demasiado fuerte en el dolor de su hijo puede causar una pérdida de límites y confusión de “quién es quién”. El mantener un pie en la realidad evitara que muestre demasiada empatía y que se pierda usted en la aflicción se su hijo.
Por el otro lado, el mostrar muy poca empatía al menospreciar los sentimientos de su hijo puede hacer que su hijo se sienta abrumado y aislado.
• Mirar de Afuera: Al separar sus propios sentimientos y experiencias de los de su hijo, puede entonces evaluar más realísticamente la aflicción de su hijo. Esto le da a usted y a su hijo la habilidad de solucionar juntos el problema. Su respuesta de empatía también le enseñará a su hijo a controlar por si mismo su frustración y desilusión –con usted a su lado, por supuesto.