Por supuesto quiere que su hijo se sienta bien y tenga éxito. Sin embargo, tal vez no se dé cuenta que el elogiar demasiado puede socavar el poder del elogio y hacer que pierda su significado. También esto puede resultar en que su hijo sea “adicto al elogio”, dependiendo del elogio de usted o de otras personas para su aprobación. Demasiado elogio también puede causar que pierda su motivación intrínseca—o sea, su motivación interior para hacer algo por su propio bien y no por una recompensa externa.
Nadie puede darle la autoestima a otra persona. La gente aumenta su autoestima mediante sus propias acciones. Una vez que usted reconoce que solo se puede desarrollar la autoestima y la motivación a través del trabajo y el esfuerzo y no a través de logros falsos o elogios falsos, tal vez puede comenzar a permitir que su hijo luche. Cuando se apura a rescatar a su hijo de la frustración, le roba la oportunidad de formar su propia competencia. No se le puede dar a alguien un sentido verdadero de competencia; uno lo tiene que ganar. Además, su hijo tiene que sentir que es competente y digno en las áreas que el considera valiosas.