Los rituales que son exclusivos – o sea, que son únicos para su hijo – hacen que ciertas actividades sean aún más especiales y poderosas.
Una canción, frase o rima puede convertirse en un ritual exclusivo que comparte usted solo con su hijo. En esa manera, llega a ser un símbolo de su entendimiento mutuo y de su relación única. Por ejemplo, podría decir, “Te mantengo todo el día en mi corazón”, cuando lo deja en la guardería. O podría inventar o elegir una canción especial para cuando lo baña, para calmarlo cuando está demasiado estimulado, o para facilitar una transición o rutina que sea difícil (pero necesaria).
Comparta las rutinas con los cuidadores de su hijo para que los cuidadores puedan implementarlas también conr egularidad. El compartir las rutinas de su hijo crea asociaciones entre usted, su hijo y su cuidador. Cuando los cuidadores están con su hijo, ellos pueden agregar sus propios rituales exclusivos a la rutina de su hijo. Por ejemplo, Ruben siempre tiene la misma rutina para la hora de dormir (cepillarse los dientes, leer un libro, dar un abrazo y apagar la luz).
• Cuando su papá lo pone a dormir, su ritual exclusivo es una rimita chistosa “Ningún monstruo” antes de apagar la luz.
• Cuando Ruben se queda con su Abuela, siguen la misma rutina, pero Ruben sabe esperar un ritual un poco diferente pero igual de especial: En el momento de abrazarse, Abuela le canta la canción que la tatarabuela de Ruben le cantó a la Abuela cuando ella era niña.