Los rituales y las rutinas tienen un impacto real en el cerebro de su hijo.
Cuando hay repetición constante y predecible en la vida de su hijo, este modelo solidifica los circuitos en su cerebro que asocian la acción de usted con un resultado en particular. Al darse cuenta que estos resultados son constantes y fiables (por ejemplo, usted sale a trabajar, dice adiós, se lleva el Corazón y entonces regresa), el cerebro de su hijo se programa para esperar este resultado. Ahora, suponga que usted se tiene que ir, pero esta vez va a comer con unos amigos. Si repite la rutina y el ritual, aunque sea a una hora diferente del día, su hijo esperará el mismo resultado. Esto hará que se sienta más seguro, sabiendo que regresará. Gracias a este sentimiento de seguridad, tal vez no haga tanto berrinche.
Además de los increíbles beneficios al desarrollo del cerebro que causan los rituales y las rutinas, la constancia y predictibilidad les dará a usted y a su hijo un sentido de tranquilidad y estabilidad que dura más allá de la niñez. Los rituales y las rutinas se convierten en narrativos interiores que ayudan a su hijo a aprender cómo “hablarse” a sí mismo. El lenguaje que emplea con su hijo durante los rituales y las rutinas llega a ser el modelo que le dará a su hijo la habilidad de calmarse solo. También su hijo desarrollará la capacidad de adaptarse y manejar las transiciones grandes y pequeñas – un conjunto de habilidades que permanecerá con el hasta que sea adulto y más allá. Por último, una ventaja adicional de los rituales y las rutinas es que reducen las luchas por el poder (de donde provienen los berrinches) entre usted y su hijo.