Escoja bien sus batallas.
• Está bien ceder un poco a veces, para que su hijo tenga un sentido sano de control. Las palabras claves son “un poco a veces”, dándole a su hijo demasiado control sólo aumentará el número de berrinches.
• Reconocer o agradecerle a su hijo cuando maneja su frustración o cuando coopera.
Prepare a su hijo para que tenga éxito.
• Conozca el temperamento y los límites de su hijo. Dependiendo de su hijo, algunos días pueden ser más difíciles que otros.
• Infórmele a su hijo del horario del día para que sepa sus expectativas y el horario general de los eventos del día. La previsibilidad le puede ayudar.
• Si su hijo tiene berrinches cuando tiene hambre, tenga bocadillos saludables a la mano tanto en la casa como cuando salen fuera.
• Si su hijo está cansado puede ser mejor que descanse y no asistir al evento.
• Preste atención a los cambios en el horario de su hijo o en su nivel de estrés; considere cómo pueden afectar a su hijo.
• Formule estrategias para las transiciones que pueden ser difíciles para su hijo, como el cambiar de actividad.
• Trate de usar un reloj automático para avisarle a su hijo que “se acaba el tiempo” en cinco minutos. Si todavía es difícil hacer que su hijo pare, planee un momento en el futuro para regresar a esa actividad.
Sea constante.
• Su hijo está batallando con cambios interminables en el desarrollo de su cuerpo y su cerebro. El establecer rutinas puede ayudarle a calmarse.
• Intente lo más posible mantener el mismo horario, en particular para comer, dormir y descansar.
• No ignore ciertos comportamientos como el pegar, patear o morder. Tenga una póliza de cero tolerancia. En vez de eso, ayúdele a su hijo a expresarse con el juego o con sus palabras.
• Explíquele a su hijo cualquier cambio de rutina o cambio de cuidador para que su hijo tenga suficiente tiempo para prepararse para tales cambios.
Empodere a su hijo.
• A lo largo del día, permítale a su hijo tomar varias decisiones pequeñas que tienen dos o tres opciones, para darle un sentido de control. No debe tener demasiadas opciones. Por ejemplo, podría hacer la pregunta, “¿Quieres leer un libro o contar cuentos antes de irte a dormir?” en vez de decir, “¿Qué quieres hacer antes de irte a dormir?”
• Déjele saber a su hijo que todos sienten el enojo a veces pero que el usar palabras para expresar sus emociones puede ayudarle a encontrar soluciones.