Tal vez le parezca algo contradictorio, pero el llegar a conocerse mejor a sí mismo también le ayudará a su hijo.
Piense en las siguientes preguntas:
• ¿Qué influencia piensa que sus experiencias como niño han tenido en la persona que es usted hoy?
• ¿Ve modelos de comportamiento que se han transmitido de generación a generación en su familia?
• Piense en una experiencia por la que usted pasó como niño y en cómo respondió su familia. ¿Cómo atendería usted la misma situación si su hijo pasara por la misma experiencia?
• ¿Qué aprendió de sus padres o familia acerca de cómo hacer frente a las emociones?
• ¿Qué experiencias o eventos positivos recuerda de su niñez?
• ¿Cuáles son sus esperanzas y sueños para su hijo? ¿Son razonables? Asegúrese de darle suficiente espacio a su hijo para formar sus propios sueños y esperanzas.
Puede ser útil pensar en estas preguntas de vez en cuando, debido a que, con el tiempo, pueden surgir nuevos entendimientos sobre estas preguntas. También, al seguir adelante en su camino de padre, tenga en cuenta sus dos pares de ojos. A veces, solo el reconocer que tiene dos perspectivas puede aclarar las cosas y calmar la ansiedad.
Recuerde que el crecimiento es un proceso de toda la vida: el llegar a ser padre le ofrece aún otra oportunidad de evolucionar como persona.