Uno de los placeres más sencillos de ser padre es mirar a su hijo jugar. Cuando los niños juegan, involucrando todo lo básico del movimiento, el tacto y la conexión humana, todo beneficia, inclusive sus habilidades motoras y sus sistemas de apego. El juego es una parte esencial de la niñez, debido a que le ayuda a su hijo a entender a los demás y a encontrar el sentido del mundo a su alrededor.
Para que su hijo beneficie más de la experiencia, el juego debe de ser:
• Divertido: El juego es divertido para su hijo. Si una actividad no es divertida, la mayoría de los investigadores (¡y la mayoría de los niños!) no la llamarían juego.
• De motivo intrínseco: Su hijo participa sencillamente por el gozo que le trae, no por ningún motivo o propósito externo.
• Orientado al proceso: Su hijo se centra más en la experiencia que en el producto que resulta.
• Voluntario: Si no, ¡su hijo no pensará que está jugando!
• De involucramiento activo: Su hijo se involucra tanto físicamente como mentalmente.
• No atado a la realidad: A menudo el juego incluye la fantasía.